 
					telesincro 
					
					fue fundada en Cerdanyola del 
					Vallès, Barcelona, el año 1963 por
					Joan Majó Cruzate .
					 
					
					Esta empresa inicialmente estaba relacionada con los 
					automatismos industriales, pero a partir de 1966 se dedicó 
					al desarrollo de ordenadores y de software. El 1967 presentó 
					el
					FACTOR-P, diseñado 
					por Joan Majó y Jordi Vidal y considerado el primer 
					ordenador creado en España con software y tecnología 
					propios. Más adelante, se presentaron nuevas versiones de 
					este ordenador (FACTOR-Q, FACTOR-R, FACTOR-S). 
			 A partir del año 1975, 
						Telesincro sufre una bajada de ventas considerable. Esta 
					bajada la sitúa en este periodo en el 5è lugar de la cuota 
					de mercado, la cual se ve reducida además de la mitad. 
					 Los motivos de este descenso se explican, de 
					entrada, por la propia estructura del mercado, con un bajo 
					nivel tecnológico que hacía muy difícil el intento de 
					fabricación al país de forma autónoma. Además, hace falta 
					destacar que empresas como IBM hacía ya unos años que 
					operaban al país y por lo tanto, suponían una competencia 
					muy grande 
			  
					
						
							
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								Las  
								líneas que adornan la primera edición de los 
								títulos de las acciones, dice así..... 
								
									
										
											
											  Estas 
											líneas que adornan la primera 
											edición de los títulos de las 
											acciones de Telesincro S.A. están 
											siendo redactadas en diciembre de 
											1970 cuando toda la compañía prepara 
											afanosamente    
											 
											  el lanzamiento de nuestra próxima 
											novedad el computador FACTOR S ¿se 
											llamará así? cuyos últimos seis 
											meses de gestación fueron ordenados 
											el mes pasado en una red PERT 
											jalonada por 
											  354 acontecimientos y bastantes más 
											actividades felizmente vamos 
											logrando que el creciente esfuerzo 
											que de todos los Departamentos 
											requiere el FACTOR S no disminuya 
											nuestro volumen   
  previsto de actividad con los modelos FACTOR Q y FACTOR R que han de 
											constituir todavía durante muchos 
											meses el mejor soporte financiero de Telesincro y que incluso cuando 
											cedan ese  
											  honor a la gama S habrán de 
											continuar con alguna innovación 
											accediendo cada día durante años a 
											ese sector del Mercado con precio de 
											venta entre las quinientas mil 
											pesetas y el millón       
											 
											  que nos ha brindado la prosperidad 
											actual de Telesincro y que ha sido 
											posible gracias al esfuerzo común de 
											un equipo humano que ha sabido 
											superar las limitaciones de la 
											empresa pequeña    
  y que no ha cesado de crecer desde aquel núcleo de 13 personas que en 
											diciembre de 1966 vieron la 
											terminación del prototipo del 
											Computador FACTOR P  y que acudieron 
											ya en número de    
  20 a presentarlo por primera vez al Mercado de la Feria de Muestras de 
											Barcelona 1967 de la gratitud que Telesincro S.A. y su Marca 
											Registrada FACTOR deben a esos 
											hombres y a los       
											 
											  que antes y después (algunos 
											causaron baja) aportaron también su 
											esfuerzo a esta empresa queremos 
											dejar testimonio muy duradero en 
											estas líneas impresas sobre unos 
											documentos que    
											  salvo accidente han de sobrevivir a 
											la propia Sociedad Anónima Telesincro cuyos eventuales 
											liquidadores tendrán así ocasión de 
											conocer que las personas que en 
											diciembre de 1970 traba-     
											 
											  jan en Telesincro con eficacia y 
											con éxito en número de 134 se llaman 
											(agrupados alfabéticamente los que 
											llegaron el mismo año expresado éste 
											al principio de cada grupo 
											(1963) 
											Federico    
											   Boner Nogués Antonio Clavell Blanch fundador 
									de la Compañía Joaquin Clavell Blanch actual 
									Presidente Joaquin clvell Borrás primer 
									Presidente Angeles Ortí Trasobares 
											(1965) 
									Cristóbal        
											   Durnes Casañal 
											
											(1966) Félix Farré Verdaguer 
									Claudio Griñó Ramos José Puig Navarro Jorge 
									Queralt Borrel Luis Rodriguez Seguí Cristina 
									Sabio Lopez 
											(1967) 
											Joaquina Abellán 
									García José Ara-    gón Molina Pilar Ariño Barona Ignacio 
									Clavell Blanch Josefina García Aliaga 
									Antonio Gil Escolano Rmedios Gómez Vallés 
									Juana María Isern Boza Juan Madurell Aldrich 
									Cristóbal Martinez Lucas | 
										 
										
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											  Josefa Martinez Navarro Juan Pellejero 
									Clota José Peromato Raido Roberto Sala Sosa 
											
											(1968) Juan Baqués Amill Josefina Blásquiz 
									Pérez José Luis Berché Cruz Elvira Bernad 
									Peñafiel Manuel   Carreño Alconcel Carlos Fernández Molina 
									Jorge Ferrando Samitier María Finch López 
									Erlinda Górriz Vidal Eduardo Hernández 
									Casado Almudena Lacueva Claramonte Juan León 
									Pereira José   María Mestre Llugany Jorge Moix Girons Juan 
									Navarro Blanco Rafael Ortiz Collado Carlos 
									Rodriguez Valencia Agustina Siliceo Llamas 
											
											(1969) Arturo Alba Alvarez José Manuel 
									Alonso Fer-   nández Victor Asensio García Ana María 
									Blázquez Andrés Manuel Buisan Sanz Federico 
									Burnat Sans Juan María Cardelus Pujol Felipe 
									Carreras Martínez María José Castaño Marbán 
									María   Asunción Comin Allorza José María Cuende 
									Andreu Rosa María Esmandia Xalma Félix 
									Gorina Solé Fernando Granados Martinez Maía 
									Dolores Jané Blas Gerardo Angel Juárez 
									Hernández   Pedro Junyent Sedó José León Pereira Luis 
									Macía Vallas Enrique Mendoza Medina Antonio 
									Menduiña Sagrado Antonio Montes Armenteros 
									Francisco Olivet Datzira  Antonio Pérez 
									Esteban   Joaquin Roig García  José Rosés 
									Eguiguren Antonio Rovira Martí Alicia 
									Tejedor Rico Bartolomé Torres Ruiz Ricardo 
									Trías Baró Carlos Villalba Villalba Miguel 
									Zubero Gallastegui 
											(1970) 
											
											Juan   Pedro Aguayo Villar Josefa Aliaga Calvo 
									Francisco Javier Alonso Fernández Angel 
									Alvarez Menéndez José Andray López-Huerta 
									Montserrat Aragón Ferrero Jesús Antobio 
									Arias Allende   Salvador Atance Gerique Francisco Blanco 
									Diego Victor Boix Folqué Francisco Bonet 
									Lizano Pedro Luis Borrás Guillamet Luis 
									Briones Molina José María Caelles Montagut 
									Encarnación    Campana Vialcanet José Luis Campalans Lozano 
									Francisco Carrasco Escoda Juan Castilla 
									Navarro Rosario Cuena Morán Manuel Chaves 
									Fernández Agustín Chicón Altet Lorenzo 
									Dionis Soler   Federico Doménech Bertrán Luis Figueras 
									Bosque José Luis Flórez Alvarez  Juan 
									Antonio de Fuenmayor Gutiérrez Juan García 
									Maseda Javier Gil Martinez Juana Gil 
									Martinez Santiago Gómez   Lázaro Santiago Grau Lladós José Luis 
									Guardiola Gilabert Salvador Hernandez 
									Peinado Francisco Javier Hortal Brugués 
									José Antonio Iglesias Saavedra Maria Carmen 
									Jandra Consuegra   Sebastián Jovani Pérez Esther Lizano Maurel 
									Juan Molera Torres Toribio Morte Marzo 
									Manuel Navas Ortiz Francisco Oliva Güell 
									Alberto Orozco Ariza Antonio Pérez Torrijos 
									Joaquín   Pons Quintana José David Porcel Muñoz Juan 
									Prat Forradellas Angeles Pujol Sabata Cruz 
									Quilis Planells Gregorio Quintanilla 
									Collantes Pedro Rosales Codorníu Valentín 
									Sallés Rabasa | 
										 
										
											|   | 
										 
										
											
											  Pilar 
											Sancho Aznara Pedro Sanz Moncge 
											Jaime Soler Pareja Carmen Trepat 
											Rodriguez Federico Valero Cuní 
											Ismael Vila Cuesta después de este 
											tributo de gratitud a quienes 
											constituyen 
											  el más valioso y genuino activo de Telesincro S.A. y después de aludir 
											al comienzo de estas líneas al afán 
											ilusionado con  qué todos secundamos 
											a nuestro Departamento de 
											Investigación 
											  y Desarrollo en la última fase de 
											preparación del FACTOR S parece 
											ahora oportuno hacer también mención 
											de dos acuerdos que cuando estas 
											líneas vean la luz el 2 de enero de 
											1971 
											  habrán sido adoptadas unánimemente 
											así se desprende de la feliz armonía 
											que ha presidido las deliberaciones 
											previas por la Junta General de 
											Accionistas convocada para el día 31 
											de este 
											  mes de diciembre de 1970 y que 
											reflejan el deseo de los socios de 
											Telesincro de alcanzar sin demora la 
											dimensión óptima de nuestra empresa 
											se trata en primer lugar de la 
											modificación del 
											  artículo 8º de los estatutos 
											sociales que establecen una prolija 
											reglamentación para la transmisión 
											inter vivos de las acciones de la 
											Compañía cuya redacción queda 
											sustituida por las simples 
											  palabras siguientes las transmisión 
											de acciones no está sujeta a la 
											limitación alguna salvo las 
											establecidas por las leyes y en 
											segundo lugar se faculta al Consejo 
											de Administración para que 
											  al amparo de lo establecido en el 
											artículo 96 de la vigente Ley de 
											Sociedades Anónimas pueda acordar y 
											llevar a la práctica un nuevo 
											aumento de capital en una o varias 
											veces en el mo- 
											  mento que crea oportuno y en la 
											cuantía que decida hasta un máximo 
											de otros diez millones de pesetas en 
											un plazo máximo de doce meses sin 
											necesidad de previa consulta a la 
											Junta General | 
										 
									 
								 
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								telesincro: su historia 
								En 1966 nacía Factor-P, 
								considerado el primer ordenador fabricado en 
								España. Estaba inspirado en una máquina de Philips 
								para hacer facturas que había entusiasmado a 
								Joan Majó, cofundador de la pionera compañía Telesincro 
								y ministro de Industria y Energía casi dos 
								décadas después. Gracias a Jordi Vidal, un 
								maestro del ‘hardware’, la compañía barcelonesa 
								desarrolló una familia de miniordenadores que se 
								hicieron su hueco en las oficinas. Uno de ellos, 
								el Factor-S, era ya una moderna máquina que 
								incluía un revolucionario precursor del disco 
								duro y plantó cara a las multinacionales 
								extranjeras en el mercado español. 
								A principios 
								de los 60, cuando  
								la mayoría de ordenadores eran ‘mainframes’ 
								de grandes proporciones y faltaba más de una 
								década para el nacimiento de Apple o de 
								Microsoft, surgió en España 
								la empresa que engendró los primeros ordenadores
								patrios . 
								Una compañía que echó andar en la época del 
								desarrollismo franquista y que bien podría 
								haberse convertido en un auténtico gigante de la 
								informática. 
								Se llamaba
								Telesincro, su 
								tierra natal era Barcelona y la habían fundado 
								dos amigos en 1963, el año en que se propagó el 
								cacareado
								
								‘Spain is different!’. Uno, Antonio Clavell, 
								era el dueño de un taller homónimo de 
								electrónica; el otro era un doctor en Ingeniería 
								Industrial por la ahora conocida como 
								Universidad Politécnica de Cataluña, por lo que 
								podía echarle una mano en la utilización de los 
								novedosos transistores con los que había 
								trabajado en París. Su nombre fue más recordado, 
								pero no por aquella compañía: 
								Joan Majó ocupó durante un corto periodo el 
								cargo de ministro de Industria y Energía 
								más de dos décadas después, durante el primer 
								Gobierno de Felipe González. A la aventura se 
								sumó Josep Peracaula, un catedrático de 
								ingeniería colega a su vez del ingeniero 
								
								 Cada uno puso 200.000 
								pesetas, que en aquella época no era 
								nada despreciable”, rememora Joan Majó, por 
								entonces presidente de Telesincro, en su charla 
								con
								
								HojaDeRouter.com. Cuadros eléctricos, 
								automatismos para la industria textil o 
								maniobras de ascensor fueron las primeras 
								creaciones de la empresa barcelonesa, 
								obsesionada con reemplazar los relés por 
								transistores. 
								Se presentó 
								por entonces en la compañía un representante de
								Philips para 
								ofrecerles “un producto 
								nuevo” al que llamaban “circuito integrado”, 
								aunque no era completamente electrónico. A Majó 
								le gustó la idea, así que se marchó a estudiarla 
								al laboratorio de la compañía en Eindhoven. 
								Allí tuvo lugar el 
								flechazo. Descubrió un 
								“pequeñísimo ordenador”, PRIMA, que, 
								para ser estrictos, era una facturadora 
								electrónica muy avanzada para el momento. Ni 
								corto ni perezoso, hizo una propuesta al 
								departamento de Philips: “Le dije ‘mire, 
								nosotros estaríamos dispuestos a
								utilizar vuestros circuitos 
								si nos dejáis copiar vuestra máquina facturadora, 
								pero sin licencias’”. Como buen hombre de 
								negocios, consiguió su meta. 
								En 1966, 
								cuando el negocio de Telesincro iba viento en 
								popa, construyeron su propia PRIMA. La llamaron
								Winner-Contafac primero y 
								Factor-P después. Constaba de una 
								máquina de escribir de IBM y de una unidad 
								electrónica que realizaba las operaciones 
								necesarias para imprimir las facturas. 
								Eso sí, los
								programas por entonces se 
								cableaban. De esta forma, el proceso 
								para modificar y escribir nuevo 'software' era 
								arduo: había que enviar la placa a Telesincro y 
								allí, con ayuda de una lupa 
								y una buena iluminación, sacaban algunos hilos y 
								enhebraban otros. Su pequeña memoria 
								—una
								
								matriz de toros de ferrita— era una
								RAM de 128 bytes, 
								mientras los circuitos bloque de Philips, esa 
								versión cutre de los circuitos integrados que ya 
								hemos mencionado, servían para que la 
								circuitería fuera más compacta. 
								
								“Fue el primer ordenador que 
								se fabricó en España”, afirma con 
								rotundidad Joan Majó. “Lo que sí se puede decir 
								es que es la primera máquina electrónica 
								sofisticada con programa fabricado en España con 
								tecnología fuertemente influenciada por Philips”, 
								matiza Jordi Vidal. 
								El cofundador 
								de Telesincro fichó a Vidal, al que define como 
								“un ‘crack’”,  poco después de comenzar a 
								fabricar aquel invento. Este ingeniero había 
								trabajado como becario en el laboratorio del 
								reactor nuclear de la Escuela Técnica Superior 
								de Ingenieros Industriales de Barcelona, una 
								labor que le ayudó a descubrir los osciloscopios 
								modernos.  Gracias a aquel primer trabajo pudo 
								corregir los fallos del Factor-P. “La aportación 
								de los técnicos de Telesincro fue convertirla en 
								viable, efectiva y fiable. Entonces [la PRIMA] 
								era un prototipo de 
								laboratorio que había sido diseñado por sabios 
								pero que desconocían un poco el mundo real”, 
								señala este ingeniero. 
								“El nuevo 
								computador de concepción revolucionaria diseñado 
								para la solución de problemas de facturación, 
								contabilidad, estadísticas, nóminas, ‘stocks’, 
								etc.”, anunciaba
								
								un folleto de la época. Hasta don  
								Juan Carlos de Borbón, que por entonces no 
								era rey de España, se “mostró particularmente 
								interesado en conocer el computador electrónico 
								FACTOR/CONTAFAC” en la feria
								
								SIMO celebrada en 1968 
								Las
								empresas medianas comenzaron 
								a comprar las decenas de Factor-P que 
								se fabricaron, capaces de hacer sombra a los 
								miniordenadores italianos de Olivetti y más 
								tarde a los alemanes de Nixdor. IBM estaba 
								especializada por entonces en los ordenadores de 
								mayores dimensiones para grandes empresas —Renfe 
								había comprado el modelo 650 en 1959,
								
								el primero en llegar a España—, por lo que 
								no suponía una competencia directa. 
								La acogida del 
								Factor-P hizo que Jordi Vidal se convirtiera, 
								poco a poco, en uno de los diseñadores líderes 
								del equipo de Telesincro, “el director de 
								orquesta desde el punto de vista tecnológico”, 
								en palabras de Majó. Eso sí, 
								no quería limitarse a desarrollar aquella 
								facturadora. “La idea inmediata fue, 
								¿por qué no duplicamos la memoria? Porque 16 
								registros… Los clientes piden más”, recuerda 
								Majó. 
								Desde 
								entonces, cada año lanzaron un nuevo ordenador 
								que duplicaba la memoria del anterior: la 
								especie Factor evolucionó así al Q y al R, que 
								operaban con fichas de banda magnética. 
								“Seguimos comprando a Philips los componentes 
								electrónicos, pero ya 
								diseñamos las máquinas nosotros”, 
								indica el exministro de Industria y Energía. Eso 
								sí, poco a poco fueron adquiriendo cada vez más 
								componentes nacionales. 
								Telesincro dio 
								además por aquella época un “golpe comercial”: 
								tal y como cuenta Majó, crearon una completa
								red de vendedores formada 
								por especialistas en la mecanización de 
								oficinas. Para ello, ficharon a los 
								mejores profesionales de Gispert, una empresa de 
								suministros que vendía calculadoras y 
								facturadoras de diferentes marcas. “Esto nos dio 
								una buena entrada en el mercado español”, apunta 
								el ingeniero. 
								“ 
								Única… nacional [....] La seguridad de 
								Telesincro está simbolizada por el nuevo 
								edificio que alberga, en número cada día 
								creciente, a los investigadores, ingenieros y 
								analistas que han introducido con éxito a 
								nuestro país en un sector de la Cibernética”, 
								señalaba un equívoco
								
								anuncio publicado en el diario ABC. “En 
								1970, Telesincro sigue 
								siendo la primera y única empresa española que 
								crea y fabrica computadores electrónicos 
								en España, y la marca FACTOR se ha multiplicado 
								y designa ya a toda una familia de 
								computadores”, rezaban otros folletos del 
								momento. Sin embargo, la familia 
								siguió reproduciéndose —se fabricaron decenas 
								del Q y el R— y evolucionando. 
								Jordi Vidal y 
								Ramón Tortajada, otro ‘crack’ de Telesincro 
								especializado en ‘software’, propusieron a Majó 
								un proyecto mucho más ambicioso:
								crear un verdadero ordenador 
								con programa almacenado —que cualquiera 
								podía así programar— y que incluso tendría una 
								versión primitiva de disco duro, un “salto 
								cualtitativo” que se creían capaces de dar. 
								A Majó le entusiasmó la idea. Sin 
								embargo, los otros socios no lo vieron claro. 
								“La gente que se quedó en Telesincro era muy 
								incrédula, [pensaron] como que era muy ambicioso 
								lo que queríamos hacer”, explica Majó. 
								Al confudador 
								de Telesincro le iban bien las cosas en otros 
								negocios. De hecho, fue el gerente de Sistemas 
								de Peaje, una empresa que desarrolló los 
								controles de las primeras autopistas de pago en 
								Barcelona. “Un día, de la misma forma que vino 
								Philips, vino un señor de 
								Palo Alto, de una empresa que yo no conocía que 
								se llamaba Intel, a decirme que había 
								salido una cosa que eran los chips”. Así 
								recuerda Majó uno de los episodios que vivió en 
								aquella empresa, cuando conoció la existencia 
								del Intel 4004, el primer microprocesador de la 
								historia, que
								
								comenzaría a venderse en 1971. Para entonces 
								ya había nacido el primer 
								“miniordenador diseñado y fabricado” en España. 
								Ahora bien, 
								¿cómo lo crearon si Telesincro rechazó el 
								proyecto? A Majó se le ocurrió otra buena idea, 
								como “habílisimo negociador” que era a juicio de 
								Jordi Vidal. Propuso salir de Telesincro a los 
								cinco trabajadores empeñados en desarrollarlo y 
								les sugirió hacerlo en el propio despacho donde 
								dirigía su proyecto de automatismos de peaje. 
								Él mismo 
								financiaría aquella máquina, aunque todos serían 
								socios del proyecto. “Estuvieron trabajando, 
								trabajando y trabajando, y cuando al cabo de un 
								año la máquina estuvo lista y funcionaba 
								perfectamente, la gente que quedó en Telesincro 
								se dio cuenta de que había cometido un error”, 
								recuerda el exministro. Sacaron una buena 
								tajada: volvieron a vender 
								la máquina a la compañía barcelonesa y 
								el visionario Majó regresó como presidente. 
								“[Esto] demuestra mucho cómo nacen las empresas 
								y cómo nacen las ‘startups’”, apunta. 
								El Factor-S, 
								el primer ordenador de diseño 100 % nacional,
								era muy avanzado. 
								En él se reunían “equilibradamente las más 
								avanzadas técnicas aplicadas a ordenadores”,
								
								según su folleto informativo. Poco tenía que 
								ver con sus hermanos mayores. El Factor-S 
								disponía de programa almacenado, como cualquier 
								ordenador moderno, y de una pequeña memoria 
								central, de entre solo 2 kilobytes a 8 kilobytes, 
								debido a que era muy cara en aquella época. 
								La 
								complementaba con una memoria externa (un tambor 
								magnético de diseño propio) de 32 kilobytes. “ 
								[Fue] un auténtico precursor del disco duro en 
								Europa, absolutamente ausente entre la 
								competencia, y que tardó 11 años en ser lo 
								normal en pequeños equipos”, señala Vidal. 
								Además, almacenaba mucha más información en los 
								recién aparecidos casetes. 
								
								Ramón Tortajada creó un 
								sistema operativo para el Factor-S más 
								de una década antes del nacimiento de MS-DOS, y 
								Vidal incluso ha desarrollado un
								
								simulador para los que quieran descubrir sus 
								secretos. 
								Estéticamente, 
								también parecía ya un ordenador moderno: 
								imitaba la apariencia del novedoso IMB 360, 
								al
								
								que viste en ‘Mad Men’. “Realmente, esto 
								causó una especie de depresión general a los 
								vendedores de la competencia, porque 
								sacamos un ‘mini’ IBM con un presupuesto diez 
								veces más barato que IBM”, explica Vidal. 
								En 1972, 
								Telesincro tenía un 16 % del mercado español y 
								ocupaba el tercer lugar en ventas de
								
								ordenadores de oficina en España frente a sus 
								competidores. Además, vendieron algún modelo 
								en Portugal y en Francia. Eso sí, no 
								desarrollaron sucesores del Factor-S cada año 
								como habían hecho con el P: era una máquina 
								potente preparada par venderse durante años. 
								Obviamente, no 
								era barato. El factor-S básico de 16 kilobytes 
								(sin impresora)  costaba 
								165.000 pesetas en 1975 (unos 10.000 
								euros actuales teniendo en cuenta la
								
								inflación) y su precio se incrementaba hasta 
								los 220.000 para los modelos con más memoria 
								(unos 15.000 euros). 
								La compañía 
								barcelonesa llegó a tener 
								por aquellos años casi 500 trabajadores 
								y tiendas en Madrid, Bilbao, Sevilla o Valencia. 
								En 1974, facturó 435 millones de las antiguas 
								pesetas. Uno de sus grandes aciertos fue su 
								inversión en publicidad. “Ciertas formas de vida 
								han de ser programadas… para que otras puedan 
								ser libres y espontáneas”, explicaba un original 
								cartel de los 70.“ Soy el 
								FACTOR servicio”, decía otro 
								protagonizado por los propios de trabajadores de 
								Telesincro, en rigurosa bata blanca. 
								“Los técnicos 
								teníamos la sensación de que los comerciales 
								recibían un trato preferente financiariamente 
								hablando, porque gastaban en 
								publicidad y ferias y decíamos ‘y nosotros con 
								este osciloscopio birria’”, lamenta 
								Vidal. De hecho, este ingeniero considera que el 
								talón de Aquiles del Factor-S era que programaba 
								en lenguaje máquina. No podían hacer otra cosa. 
								Para mejorarlo desarrollando un lenguaje de 
								programación, deberían haber dispuesto de una 
								pantalla, pero el precio de desarrollarla era 
								“prohibitivo”. 
								
								Nuevas máquinas competían 
								con el Factor-S. El gigante
								IBM lanzó por 
								entonces el System 3, destinado también a las 
								oficinas. La holandesa Philips, la compañía que 
								les había impulsado al principio, también 
								desarrolló sus propios ordenadores, así como 
								Nixdorf o Logabax. “Un día Joan Majó me lo 
								dijo:  
								estuvisteis trabajando en un entorno muy bestia 
								en el que la obsolescencia convertía lo que hoy 
								es novedad en 12 meses en anticuado”, explica el 
								líder de proyectos de Telesincro. 
								En 1976, tras 
								desarrollar el Factor-T, 
								Telesincro fue adquirida por Secoinsa, 
								la Sociedad Española de Comunicaciones e 
								Informática creada por el 
								Instituto Nacional de Industria, Telefónica y la 
								compañía japonesa Fujitsu. Poco a poco 
								fue perdiendo fuelle en Secoinsa, al imponerse 
								las máquinas de la empresa nipona. Al final, 
								acabó siendo adquirida por la francesa Bull, 
								centrándose en la producción de terminales de 
								punto de venta. Se reconvirtió en la también 
								desaparecida Ingenico. 
								Los 
								protagonistas de este artículo la abandonaron 
								mucho antes. Majó dejó de ser el consejero 
								delegado de la compañía con la entrada de 
								Secoinsa y se desligó poco a 
								poco de Telesincro. Tras ser elegido 
								alcalde de Mataró, su ciudad natal, por el PSC, 
								saltó a la política nacional y asumió el cargo 
								de ministro en 1985, con la remodelación de 
								Gobierno de Felipe González. Jordi Vidal, 
								decepcionado con el rumbo del negocio, también 
								la abandonó en los 80. 
								El éxito de 
								Telesincro quedó enterrado hasta que, ya en el 
								siglo XXI, el Museu de la Ciència i de la 
								Tècnica de Catalunya de Terrassa
								inauguró la exposición
								
								‘El enigma del ordenador’, donde 
								aún pueden contemplarse algunos Factor. La 
								apertura de la muestra sirvió como reunión 
								improvisada para muchos de los antiguos 
								trabajadores de Telesincro. “Muchos 
								colaboradores decían: fue mi 
								primer trabajo y el más fascinante que he tenido”, 
								recuerda Jordi Vidal. 
							 
							fuente:
							
							EL DIARIO  | 
						 
					 
					 
					  
			
					
					
						
							
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								TELESINCRO  Factor "P" | 
							 
							
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									En 1966, cuando el negocio de 
								Telesincro iba viento en popa, construyeron
									la Factor-P . 
								Constaba de una máquina de escribir de IBM y de 
								una unidad electrónica que realizaba las 
								operaciones necesarias para imprimir las 
								facturas. 
									
									Eso sí, los 
									programas por entonces se 
								cableaban. De esta forma, el proceso 
								para modificar y escribir nuevo 'software' era 
								arduo: había que enviar la placa a Telesincro y 
								allí, con ayuda de una lupa 
								y una buena iluminación, sacaban algunos hilos y 
								enhebraban otros. Su pequeña memoria 
								—una matriz de toros de ferrita 
								— era una 
								RAM de 128 bytes, 
								mientras los circuitos bloque de Philips, esa 
								versión cutre de los circuitos integrados , 
								servían para que la circuitería fuera más 
								compacta. 
									
									“Fue el 
								primer ordenador que se fabricó en España”, 
								afirma con rotundidad Joan Majó. “Lo que sí se 
								puede decir es que es la primera máquina 
								electrónica sofisticada con programa fabricado 
								en España con tecnología fuertemente 
								influenciada por Philips”, matiza Jordi Vidal. 
									
									El cofundador de 
								Telesincro fichó a Vidal, al que define como “un 
								‘crack’”,  poco después de comenzar a fabricar 
								aquel invento. Este ingeniero había trabajado 
								como becario en el laboratorio del reactor 
								nuclear de la Escuela Técnica Superior de 
								Ingenieros Industriales de Barcelona, una labor 
								que le ayudó a descubrir los osciloscopios 
								modernos.  Gracias a aquel primer trabajo pudo 
								corregir los fallos del Factor-P. “La aportación 
								de los técnicos de Telesincro fue convertirla en 
								viable, efectiva y fiable. Entonces [la PRIMA] 
								era un prototipo de laboratorio 
								que había sido diseñado por sabios pero que 
								desconocían un poco el mundo real”, 
								señala este ingeniero. 
									
									“El nuevo computador de 
								concepción revolucionaria diseñado para la 
								solución de problemas de facturación, 
								contabilidad, estadísticas, nóminas, ‘stocks’, 
								etc.”, 
									. Hasta don Juan Carlos de Borbón
									, que por entonces no era rey de 
								España, se “mostró particularmente interesado en 
								conocer el computador electrónico 
								FACTOR/CONTAFAC” en la feria "SIMO"
									
									 celebrada en 1968. 
									
									Las 
									empresas medianas comenzaron a comprar las 
								decenas de Factor-P que se fabricaron, 
								capaces de hacer sombra a los miniordenadores 
								italianos de Olivetti y más tarde a los alemanes 
								de Nixdor. IBM estaba especializada por entonces 
								en los ordenadores de mayores dimensiones para 
								grandes empresas —Renfe había comprado el modelo 
								650 en 1959, el primero en llegar a España —, por lo que no suponía una 
								competencia directa.
									
									La acogida del Factor-P hizo 
								que Jordi Vidal se convirtiera, poco a poco, en 
								uno de los diseñadores líderes del equipo de 
								Telesincro, “el director de orquesta desde el 
								punto de vista tecnológico”, en palabras de 
								Majó. Eso sí, no quería limitarse a 
								desarrollar aquella facturadora. “La 
								idea inmediata fue, ¿por qué no duplicamos la 
								memoria? Porque 16 registros… Los clientes piden 
								más”, recuerda Majó. 
									
									Desde entonces, cada año 
								lanzaron un nuevo ordenador que duplicaba la 
								memoria del anterior: la especie Factor 
								evolucionó así al Q y al R, que operaban con 
								fichas de banda magnética. “Seguimos comprando a 
								Philips los componentes electrónicos, pero
									ya diseñamos las máquinas 
								nosotros”, indica el exministro de 
								Industria y Energía. Eso sí, poco a poco fueron 
								adquiriendo cada vez más componentes nacionales. 
								 
								 
								
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							TELESINCRO  factor  "S"  | 
					 
					
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							  .. 
						  
						
								
								  
								
								  
								
								El Factor-S, el primer 
								ordenador de diseño 100 % nacional, 
								era muy avanzado. 
								En él se reunían “equilibradamente las más 
								avanzadas técnicas aplicadas a ordenadores”,
								
								
								según su folleto informativo. Poco 
								tenía que ver con sus hermanos mayores. El 
								Factor-S disponía de programa almacenado, como 
								cualquier ordenador moderno, y de una pequeña 
								memoria central, de entre solo 2 kilobytes a 8 
								kilobytes, debido a que era muy cara en aquella 
								época. 
								
								La complementaba con una 
								memoria externa (un tambor magnético de diseño 
								propio) de 32 kilobytes. “ 
								[Fue] un auténtico precursor del disco duro en 
								Europa, absolutamente ausente entre la 
								competencia, y que tardó 11 años en ser lo 
								normal en pequeños equipos”, señala Majó. 
								Además, almacenaba mucha más información en los 
								recién aparecidos casetes. 
								
								Ramón 
								Tortajada creó un sistema operativo para el 
								Factor-S más de una década antes del 
								nacimiento de MS-DOS, y Vidal incluso ha 
								desarrollado un simulador  para los que 
								quieran descubrir sus secretos. 
								
								Estéticamente, también 
								parecía ya un ordenador moderno: 
								imitaba la apariencia del novedoso IMB 360, 
								al que viste en Mad Men’. 
								“Realmente, esto causó una 
								especie de depresión general a los vendedores de 
								la competencia, porque sacamos un 
								‘mini’ IBM con un presupuesto diez veces más 
								barato que IBM”, explica Vidal. 
								  
				
								
								En 1972, Telesincro tenía un 
								16 % del mercado español y 
								ocupaba el tercer lugar en ventas de
								
								ordenadores de oficina en España frente a sus 
								competidores. Además, vendieron algún 
								modelo en Portugal y en Francia. Eso sí, no 
								desarrollaron sucesores del Factor-S cada año 
								como habían hecho con el 
								
								 P: era una máquina 
								potente preparada par venderse durante años.
								
								
								Obviamente, no era barato. El 
								factor-S básico de 16 kilobytes (sin impresora)  
								costaba 165.000 pesetas en 1975 (unos 
								10.000 euros actuales teniendo en cuenta la 
								inflación) y su precio se incrementaba hasta los 
								220.000 para los modelos con más memoria (unos 
								15.000 euros). 
								
								La compañía barcelonesa 
								llegó a tener por aquellos 
								años casi 500 trabajadores y tiendas en 
								Madrid, Bilbao, Sevilla o Valencia. En 1974, 
								facturó 435 millones de las antiguas pesetas. 
								Uno de sus grandes aciertos fue su inversión en 
								publicidad. “Ciertas formas de vida han de ser 
								programadas… para que otras puedan ser libres y 
								espontáneas”, explicaba un original cartel de 
								los 70.“ Soy el FACTOR 
								servicio”, decía otro protagonizado por 
								los propios de trabajadores de Telesincro, en 
								rigurosa bata blanca. 
								
								
									  
									  
									  
									  
								
							
						
								
								  
						
				
						
								
								“Los técnicos teníamos la 
								sensación de que los comerciales recibían un 
								trato preferente financiariamente hablando, 
								porque gastaban en 
								publicidad y ferias y decíamos ‘y nosotros con 
								este osciloscopio birria’”, lamenta 
								Vidal. De hecho, este ingeniero considera que el 
								talón de Aquiles del Factor-S era que programaba 
								en lenguaje máquina. No podían hacer otra cosa. 
								Para mejorarlo deberían haber dispuesto de una 
								pantalla, pero el precio de desarrollarla era 
								“prohibitivo”. 
								
								Nuevas 
								máquinas competían con el Factor-S. El 
								gigante 
								IBM lanzó por 
								entonces el System 3, destinado también a las 
								oficinas. La holandesa Philips, la compañía que 
								les había impulsado al principio, también 
								desarrolló sus propios ordenadores, así como 
								Nixdorf o Logabax. “Un día Joan Majó me lo 
								dijo:  
								estuvisteis trabajando en un entorno muy bestia 
								en el que la obsolescencia convertía lo que hoy 
								es novedad en 12 meses en anticuado”, explica el 
								líder de proyectos de Telesincro 
							 
				
							
							  
							
				
							Jordi Vidal y Joan Majó diseñando 
							el Factor-S, un ordenador muy avanzado para la época 
							(1970)
							 
							
						
						
							  
						
						
							       
								     
						
						
								
							 DISPLAY 'S'  
								Permetia seguir 
								l'execució pas a pas del programes, i també 
								veure el registres i les icroinstruccions 
								internes del procesador. Amb el botó HEXA, es 
								podien introduir modificacións, i amb el botó 
								INT, interrompre i manipular l'execució d'un 
								programa. Tot aixó es pot tornar a veure amb el 
								Simulador (veure àlbum corresponent) 
						
				
							
							
							    
							
							 
							 
							
				
							MEMORIA 
							FACTOR "S"    
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							TELESINCRO   factor  "T" | 
						 
						
							
							
							
								   
								En 
								1976, tras desarrollar el Factor-T, 
								Telesincro fue adquirida por 
								Secoinsa, la Sociedad Española de 
								Comunicaciones e Informática creada por el 
								Instituto Nacional de 
								Industria, Telefónica y la compañía japonesa 
								Fujitsu. Poco a poco fue perdiendo 
								fuelle en Secoinsa, al imponerse las máquinas de 
								la empresa nipona. Al final, acabó siendo 
								adquirida por la francesa Bull, centrándose en 
								la producción de terminales de punto de venta. 
								Se reconvirtió en la también desaparecida 
								Ingenico. 
								Los 
								protagonistas de este artículo la abandonaron 
								mucho antes. Majó dejó de ser el consejero 
								delegado de la compañía con la entrada de 
								Secoinsa y
								se desligó poco a poco de 
								Telesincro. Tras ser elegido alcalde de 
								Mataró, su ciudad natal, por el PSC, saltó a la 
								política nacional y asumió el cargo de ministro 
								en 1985, con la remodelación de Gobierno de 
								Felipe González. Jordi Vidal, decepcionado con 
								el rumbo del negocio, también la abandonó en los 
								80. 
								
							
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							El factor 
							'T' va ser un derivat econòmic del 'S', amb Disc de 
							128K, sense cassettes
							 (Software carregat per fitxes de banda 
							magnética) 
							   
							
							Disc IDS (Farmington, 
							Detroit) de 128 K comprat abans de que ens cedissin 
							la seva fabricació. 
								
								
								   
								
								
								Conjunt mecànic del disc de 128 KBytes. 4 
								capçals volants TRANETICS de 8 pistes +1 de 
								reserva, a 800 bpi. Temp d'accés 20 ms. Motor a 
								1490 rpm, amb eix posat a masa amb escombreta de 
								grafit, recanvi de Citroën 2CV 
								
								   
								
								Disc 
								de 128 K amb capçals flotants, montats sobre 
								pantógrafs retràctils. A dalt, a la dreta es 
								veu un capçal ceràmic descarregat, reflexat en 
								el disc. També es veu la roda dentada en el eix. 
								Cada dos dents generaben el senyal d'origen d'un 
								dels 128 sectors, i una dent llimada indicaba 
								l'origen de la volta.  
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					secoinsa
					
					La solución: la empresa se integra a 
					SECOINSA 
					
					
					  
					 
					Ante de esta situación, la 
					empresa pidió ayuda a la administración. Aquel mismo año se 
					creó la 
										Sociedad Española de Comunicaciones 
					de Informática, S.A. (SECOINSA), con un capital 
					repartido entre las empresas Telefónica, Fujitsu, Piher y 8 
					bancos, a los cuales se añadía el Instituto Nacional de 
					Industria (INI) por parte de la administración.
					
  La solución adoptada por hacer frente a la crisis de 
					Telesincro y evitar su desaparición consistió en la entrada 
					a Secoinsa de la empresa Telesincro. A cambio de una 
					participación minoritaria para los accionistas de Telesincro, 
					Secoinsa pasó a controlar el 67% del capital de Telesincro.
					
  Con esta operación, Secoinsa obtuvo el control 
					mayoritario de la empresa y Joan Majó va dejó de ser el 
					Consejero-Delegado del empresan y sus funciones quedaron 
					reducidas a presidir el Consejo Administración. Su sucesor 
					pasó a ser Javier Aguirre, que era consejero-delegado de 
					Secoinsa.
					
  Aun cuando Secoinsa tenía una participación del 
					Estado a través del INI, no era el accionista mayoritario y 
					su poder de decisión se veía superado por otras empresas 
					como la japonesa
					FUJITSU, que adquirió un importante control de la 
					empresa Secoïnsa y por lo tanto, de Telesincro. Tras el 
					abandono por parte de Joan Majó, Fujitsu consiguió situar su 
					hombre clave, Josep Solís, a la dirección de la empresa.
					
  En este contexto, las diferentes empresas que 
					constituyen Secoinsa van involucrarse en unos desacuerdos 
					que dibujaron un futuro pesimista para Telesincro. La CTNE 
					(Compañía Telefónica Nacional de España) quería el monopolio 
					absoluto de todo el que extendido relacionado con el mercado 
					de las telecomunicaciones y la transmisión de datos. En 
					aquellos momentos, Telefónica veía una oportunidad de 
					negocio importante en este nuevo mercado de las redes de 
					comunicación y las nuevas tecnologías. Por otra parte, 
					Fujitsu tenía interés en introducirse al mercado europeo va 
					recelar de la lealtad de Telefónica, dispuesta a todo por 
					conseguir beneficios. Como respuesta, se alió con IBM, 
					l’otro empresa importante que batallaba por el control del 
					mercado. 
				
				  
			
					
				
					
						
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							SECOINSA  serie "10" | 
						 
						
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							Model 10/4 
							amb 4 disquets Shugart de 8". Introductor de Banda 
							magnètica fet de fundiciò d'alumini. Moble d'escuma 
							de poliuretà d'alta densitat. Disseny Xavier Ricard  
							(1976)Va rebre un premi Delta ADI FAD 
							
							
							
							  
							
							Model 10/4 amb pantalla 
							T1800 projectada per Joan Navarro  (1976)   | 
							
							 
							  
							
							
							Introductor de fitxes de Banda magnética  
							fet de fundició d'alumini, mecanitzat, sorrejat i 
							niquelat.  
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				FUJITSU
					adquiere el control
					
					  
					
					Con el hombre 
					fuerte de 
					Fujitsu al poder, se trasladan las instalaciones de 
					Secoinsa en Málaga. Esta nueva fábrica se dedicó a la 
					producción de una gama de microordenadores y terminales (un 
					33% de los cuales se exportaba al extranjero). 
					
  Tal y como explica lo historia, inicialmente 
					Secoinsa pretendía establecerse en Madrid, pero la 
					Administración va presionar a los directivos de la empresa a 
					trasladarse a una provincia de menor densidad industrial 
					como Andalucía. A pesar de todo, con la subida al poder de 
					Solís se acabó trasladando a Málaga donde poseía numerosos 
					negocios de intereses privados. 
					
  Con todos estos movimientos, Fujitsu consiguió el 
					control mayoritario de la empresa. 
				
				
				
				
					
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