
telesincro
fue fundada en Cerdanyola del
Vallès, Barcelona, el año 1963 por
Joan Majó Cruzate .
Esta empresa inicialmente estaba relacionada con los
automatismos industriales, pero a partir de 1966 se dedicó
al desarrollo de ordenadores y de software. El 1967 presentó
el
FACTOR-P, diseñado
por Joan Majó y Jordi Vidal y considerado el primer
ordenador creado en España con software y tecnología
propios. Más adelante, se presentaron nuevas versiones de
este ordenador (FACTOR-Q, FACTOR-R, FACTOR-S).
A partir del año 1975,
Telesincro sufre una bajada de ventas considerable. Esta
bajada la sitúa en este periodo en el 5è lugar de la cuota
de mercado, la cual se ve reducida además de la mitad.
Los motivos de este descenso se explican, de
entrada, por la propia estructura del mercado, con un bajo
nivel tecnológico que hacía muy difícil el intento de
fabricación al país de forma autónoma. Además, hace falta
destacar que empresas como IBM hacía ya unos años que
operaban al país y por lo tanto, suponían una competencia
muy grande
 |
Las
líneas que adornan la primera edición de los
títulos de las acciones, dice así.....
Estas
líneas que adornan la primera
edición de los títulos de las
acciones de Telesincro S.A. están
siendo redactadas en diciembre de
1970 cuando toda la compañía prepara
afanosamente
el lanzamiento de nuestra próxima
novedad el computador FACTOR S ¿se
llamará así? cuyos últimos seis
meses de gestación fueron ordenados
el mes pasado en una red PERT
jalonada por
354 acontecimientos y bastantes más
actividades felizmente vamos
logrando que el creciente esfuerzo
que de todos los Departamentos
requiere el FACTOR S no disminuya
nuestro volumen
previsto de actividad con los modelos FACTOR Q y FACTOR R que han de
constituir todavía durante muchos
meses el mejor soporte financiero de Telesincro y que incluso cuando
cedan ese
honor a la gama S habrán de
continuar con alguna innovación
accediendo cada día durante años a
ese sector del Mercado con precio de
venta entre las quinientas mil
pesetas y el millón
que nos ha brindado la prosperidad
actual de Telesincro y que ha sido
posible gracias al esfuerzo común de
un equipo humano que ha sabido
superar las limitaciones de la
empresa pequeña
y que no ha cesado de crecer desde aquel núcleo de 13 personas que en
diciembre de 1966 vieron la
terminación del prototipo del
Computador FACTOR P y que acudieron
ya en número de
20 a presentarlo por primera vez al Mercado de la Feria de Muestras de
Barcelona 1967 de la gratitud que Telesincro S.A. y su Marca
Registrada FACTOR deben a esos
hombres y a los
que antes y después (algunos
causaron baja) aportaron también su
esfuerzo a esta empresa queremos
dejar testimonio muy duradero en
estas líneas impresas sobre unos
documentos que
salvo accidente han de sobrevivir a
la propia Sociedad Anónima Telesincro cuyos eventuales
liquidadores tendrán así ocasión de
conocer que las personas que en
diciembre de 1970 traba-
jan en Telesincro con eficacia y
con éxito en número de 134 se llaman
(agrupados alfabéticamente los que
llegaron el mismo año expresado éste
al principio de cada grupo
(1963)
Federico
Boner Nogués Antonio Clavell Blanch fundador
de la Compañía Joaquin Clavell Blanch actual
Presidente Joaquin clvell Borrás primer
Presidente Angeles Ortí Trasobares
(1965)
Cristóbal
Durnes Casañal
(1966) Félix Farré Verdaguer
Claudio Griñó Ramos José Puig Navarro Jorge
Queralt Borrel Luis Rodriguez Seguí Cristina
Sabio Lopez
(1967)
Joaquina Abellán
García José Ara- gón Molina Pilar Ariño Barona Ignacio
Clavell Blanch Josefina García Aliaga
Antonio Gil Escolano Rmedios Gómez Vallés
Juana María Isern Boza Juan Madurell Aldrich
Cristóbal Martinez Lucas |
|
Josefa Martinez Navarro Juan Pellejero
Clota José Peromato Raido Roberto Sala Sosa
(1968) Juan Baqués Amill Josefina Blásquiz
Pérez José Luis Berché Cruz Elvira Bernad
Peñafiel Manuel Carreño Alconcel Carlos Fernández Molina
Jorge Ferrando Samitier María Finch López
Erlinda Górriz Vidal Eduardo Hernández
Casado Almudena Lacueva Claramonte Juan León
Pereira José María Mestre Llugany Jorge Moix Girons Juan
Navarro Blanco Rafael Ortiz Collado Carlos
Rodriguez Valencia Agustina Siliceo Llamas
(1969) Arturo Alba Alvarez José Manuel
Alonso Fer- nández Victor Asensio García Ana María
Blázquez Andrés Manuel Buisan Sanz Federico
Burnat Sans Juan María Cardelus Pujol Felipe
Carreras Martínez María José Castaño Marbán
María Asunción Comin Allorza José María Cuende
Andreu Rosa María Esmandia Xalma Félix
Gorina Solé Fernando Granados Martinez Maía
Dolores Jané Blas Gerardo Angel Juárez
Hernández Pedro Junyent Sedó José León Pereira Luis
Macía Vallas Enrique Mendoza Medina Antonio
Menduiña Sagrado Antonio Montes Armenteros
Francisco Olivet Datzira Antonio Pérez
Esteban Joaquin Roig García José Rosés
Eguiguren Antonio Rovira Martí Alicia
Tejedor Rico Bartolomé Torres Ruiz Ricardo
Trías Baró Carlos Villalba Villalba Miguel
Zubero Gallastegui
(1970)
Juan Pedro Aguayo Villar Josefa Aliaga Calvo
Francisco Javier Alonso Fernández Angel
Alvarez Menéndez José Andray López-Huerta
Montserrat Aragón Ferrero Jesús Antobio
Arias Allende Salvador Atance Gerique Francisco Blanco
Diego Victor Boix Folqué Francisco Bonet
Lizano Pedro Luis Borrás Guillamet Luis
Briones Molina José María Caelles Montagut
Encarnación Campana Vialcanet José Luis Campalans Lozano
Francisco Carrasco Escoda Juan Castilla
Navarro Rosario Cuena Morán Manuel Chaves
Fernández Agustín Chicón Altet Lorenzo
Dionis Soler Federico Doménech Bertrán Luis Figueras
Bosque José Luis Flórez Alvarez Juan
Antonio de Fuenmayor Gutiérrez Juan García
Maseda Javier Gil Martinez Juana Gil
Martinez Santiago Gómez Lázaro Santiago Grau Lladós José Luis
Guardiola Gilabert Salvador Hernandez
Peinado Francisco Javier Hortal Brugués
José Antonio Iglesias Saavedra Maria Carmen
Jandra Consuegra Sebastián Jovani Pérez Esther Lizano Maurel
Juan Molera Torres Toribio Morte Marzo
Manuel Navas Ortiz Francisco Oliva Güell
Alberto Orozco Ariza Antonio Pérez Torrijos
Joaquín Pons Quintana José David Porcel Muñoz Juan
Prat Forradellas Angeles Pujol Sabata Cruz
Quilis Planells Gregorio Quintanilla
Collantes Pedro Rosales Codorníu Valentín
Sallés Rabasa |
|
Pilar
Sancho Aznara Pedro Sanz Moncge
Jaime Soler Pareja Carmen Trepat
Rodriguez Federico Valero Cuní
Ismael Vila Cuesta después de este
tributo de gratitud a quienes
constituyen
el más valioso y genuino activo de Telesincro S.A. y después de aludir
al comienzo de estas líneas al afán
ilusionado con qué todos secundamos
a nuestro Departamento de
Investigación
y Desarrollo en la última fase de
preparación del FACTOR S parece
ahora oportuno hacer también mención
de dos acuerdos que cuando estas
líneas vean la luz el 2 de enero de
1971
habrán sido adoptadas unánimemente
así se desprende de la feliz armonía
que ha presidido las deliberaciones
previas por la Junta General de
Accionistas convocada para el día 31
de este
mes de diciembre de 1970 y que
reflejan el deseo de los socios de
Telesincro de alcanzar sin demora la
dimensión óptima de nuestra empresa
se trata en primer lugar de la
modificación del
artículo 8º de los estatutos
sociales que establecen una prolija
reglamentación para la transmisión
inter vivos de las acciones de la
Compañía cuya redacción queda
sustituida por las simples
palabras siguientes las transmisión
de acciones no está sujeta a la
limitación alguna salvo las
establecidas por las leyes y en
segundo lugar se faculta al Consejo
de Administración para que
al amparo de lo establecido en el
artículo 96 de la vigente Ley de
Sociedades Anónimas pueda acordar y
llevar a la práctica un nuevo
aumento de capital en una o varias
veces en el mo-
mento que crea oportuno y en la
cuantía que decida hasta un máximo
de otros diez millones de pesetas en
un plazo máximo de doce meses sin
necesidad de previa consulta a la
Junta General |
|
telesincro: su historia
En 1966 nacía Factor-P,
considerado el primer ordenador fabricado en
España. Estaba inspirado en una máquina de Philips
para hacer facturas que había entusiasmado a
Joan Majó, cofundador de la pionera compañía Telesincro
y ministro de Industria y Energía casi dos
décadas después. Gracias a Jordi Vidal, un
maestro del ‘hardware’, la compañía barcelonesa
desarrolló una familia de miniordenadores que se
hicieron su hueco en las oficinas. Uno de ellos,
el Factor-S, era ya una moderna máquina que
incluía un revolucionario precursor del disco
duro y plantó cara a las multinacionales
extranjeras en el mercado español.
A principios
de los 60, cuando
la mayoría de ordenadores eran ‘mainframes’
de grandes proporciones y faltaba más de una
década para el nacimiento de Apple o de
Microsoft, surgió en España
la empresa que engendró los primeros ordenadores
patrios .
Una compañía que echó andar en la época del
desarrollismo franquista y que bien podría
haberse convertido en un auténtico gigante de la
informática.
Se llamaba
Telesincro, su
tierra natal era Barcelona y la habían fundado
dos amigos en 1963, el año en que se propagó el
cacareado
‘Spain is different!’. Uno, Antonio Clavell,
era el dueño de un taller homónimo de
electrónica; el otro era un doctor en Ingeniería
Industrial por la ahora conocida como
Universidad Politécnica de Cataluña, por lo que
podía echarle una mano en la utilización de los
novedosos transistores con los que había
trabajado en París. Su nombre fue más recordado,
pero no por aquella compañía:
Joan Majó ocupó durante un corto periodo el
cargo de ministro de Industria y Energía
más de dos décadas después, durante el primer
Gobierno de Felipe González. A la aventura se
sumó Josep Peracaula, un catedrático de
ingeniería colega a su vez del ingeniero
Cada uno puso 200.000
pesetas, que en aquella época no era
nada despreciable”, rememora Joan Majó, por
entonces presidente de Telesincro, en su charla
con
HojaDeRouter.com. Cuadros eléctricos,
automatismos para la industria textil o
maniobras de ascensor fueron las primeras
creaciones de la empresa barcelonesa,
obsesionada con reemplazar los relés por
transistores.
Se presentó
por entonces en la compañía un representante de
Philips para
ofrecerles “un producto
nuevo” al que llamaban “circuito integrado”,
aunque no era completamente electrónico. A Majó
le gustó la idea, así que se marchó a estudiarla
al laboratorio de la compañía en Eindhoven.
Allí tuvo lugar el
flechazo. Descubrió un
“pequeñísimo ordenador”, PRIMA, que,
para ser estrictos, era una facturadora
electrónica muy avanzada para el momento. Ni
corto ni perezoso, hizo una propuesta al
departamento de Philips: “Le dije ‘mire,
nosotros estaríamos dispuestos a
utilizar vuestros circuitos
si nos dejáis copiar vuestra máquina facturadora,
pero sin licencias’”. Como buen hombre de
negocios, consiguió su meta.
En 1966,
cuando el negocio de Telesincro iba viento en
popa, construyeron su propia PRIMA. La llamaron
Winner-Contafac primero y
Factor-P después. Constaba de una
máquina de escribir de IBM y de una unidad
electrónica que realizaba las operaciones
necesarias para imprimir las facturas.
Eso sí, los
programas por entonces se
cableaban. De esta forma, el proceso
para modificar y escribir nuevo 'software' era
arduo: había que enviar la placa a Telesincro y
allí, con ayuda de una lupa
y una buena iluminación, sacaban algunos hilos y
enhebraban otros. Su pequeña memoria
—una
matriz de toros de ferrita— era una
RAM de 128 bytes,
mientras los circuitos bloque de Philips, esa
versión cutre de los circuitos integrados que ya
hemos mencionado, servían para que la
circuitería fuera más compacta.
“Fue el primer ordenador que
se fabricó en España”, afirma con
rotundidad Joan Majó. “Lo que sí se puede decir
es que es la primera máquina electrónica
sofisticada con programa fabricado en España con
tecnología fuertemente influenciada por Philips”,
matiza Jordi Vidal.
El cofundador
de Telesincro fichó a Vidal, al que define como
“un ‘crack’”, poco después de comenzar a
fabricar aquel invento. Este ingeniero había
trabajado como becario en el laboratorio del
reactor nuclear de la Escuela Técnica Superior
de Ingenieros Industriales de Barcelona, una
labor que le ayudó a descubrir los osciloscopios
modernos. Gracias a aquel primer trabajo pudo
corregir los fallos del Factor-P. “La aportación
de los técnicos de Telesincro fue convertirla en
viable, efectiva y fiable. Entonces [la PRIMA]
era un prototipo de
laboratorio que había sido diseñado por sabios
pero que desconocían un poco el mundo real”,
señala este ingeniero.
“El nuevo
computador de concepción revolucionaria diseñado
para la solución de problemas de facturación,
contabilidad, estadísticas, nóminas, ‘stocks’,
etc.”, anunciaba
un folleto de la época. Hasta don
Juan Carlos de Borbón, que por entonces no
era rey de España, se “mostró particularmente
interesado en conocer el computador electrónico
FACTOR/CONTAFAC” en la feria
SIMO celebrada en 1968
Las
empresas medianas comenzaron
a comprar las decenas de Factor-P que
se fabricaron, capaces de hacer sombra a los
miniordenadores italianos de Olivetti y más
tarde a los alemanes de Nixdor. IBM estaba
especializada por entonces en los ordenadores de
mayores dimensiones para grandes empresas —Renfe
había comprado el modelo 650 en 1959,
el primero en llegar a España—, por lo que
no suponía una competencia directa.
La acogida del
Factor-P hizo que Jordi Vidal se convirtiera,
poco a poco, en uno de los diseñadores líderes
del equipo de Telesincro, “el director de
orquesta desde el punto de vista tecnológico”,
en palabras de Majó. Eso sí,
no quería limitarse a desarrollar aquella
facturadora. “La idea inmediata fue,
¿por qué no duplicamos la memoria? Porque 16
registros… Los clientes piden más”, recuerda
Majó.
Desde
entonces, cada año lanzaron un nuevo ordenador
que duplicaba la memoria del anterior: la
especie Factor evolucionó así al Q y al R, que
operaban con fichas de banda magnética.
“Seguimos comprando a Philips los componentes
electrónicos, pero ya
diseñamos las máquinas nosotros”,
indica el exministro de Industria y Energía. Eso
sí, poco a poco fueron adquiriendo cada vez más
componentes nacionales.
Telesincro dio
además por aquella época un “golpe comercial”:
tal y como cuenta Majó, crearon una completa
red de vendedores formada
por especialistas en la mecanización de
oficinas. Para ello, ficharon a los
mejores profesionales de Gispert, una empresa de
suministros que vendía calculadoras y
facturadoras de diferentes marcas. “Esto nos dio
una buena entrada en el mercado español”, apunta
el ingeniero.
“
Única… nacional [....] La seguridad de
Telesincro está simbolizada por el nuevo
edificio que alberga, en número cada día
creciente, a los investigadores, ingenieros y
analistas que han introducido con éxito a
nuestro país en un sector de la Cibernética”,
señalaba un equívoco
anuncio publicado en el diario ABC. “En
1970, Telesincro sigue
siendo la primera y única empresa española que
crea y fabrica computadores electrónicos
en España, y la marca FACTOR se ha multiplicado
y designa ya a toda una familia de
computadores”, rezaban otros folletos del
momento. Sin embargo, la familia
siguió reproduciéndose —se fabricaron decenas
del Q y el R— y evolucionando.
Jordi Vidal y
Ramón Tortajada, otro ‘crack’ de Telesincro
especializado en ‘software’, propusieron a Majó
un proyecto mucho más ambicioso:
crear un verdadero ordenador
con programa almacenado —que cualquiera
podía así programar— y que incluso tendría una
versión primitiva de disco duro, un “salto
cualtitativo” que se creían capaces de dar.
A Majó le entusiasmó la idea. Sin
embargo, los otros socios no lo vieron claro.
“La gente que se quedó en Telesincro era muy
incrédula, [pensaron] como que era muy ambicioso
lo que queríamos hacer”, explica Majó.
Al confudador
de Telesincro le iban bien las cosas en otros
negocios. De hecho, fue el gerente de Sistemas
de Peaje, una empresa que desarrolló los
controles de las primeras autopistas de pago en
Barcelona. “Un día, de la misma forma que vino
Philips, vino un señor de
Palo Alto, de una empresa que yo no conocía que
se llamaba Intel, a decirme que había
salido una cosa que eran los chips”. Así
recuerda Majó uno de los episodios que vivió en
aquella empresa, cuando conoció la existencia
del Intel 4004, el primer microprocesador de la
historia, que
comenzaría a venderse en 1971. Para entonces
ya había nacido el primer
“miniordenador diseñado y fabricado” en España.
Ahora bien,
¿cómo lo crearon si Telesincro rechazó el
proyecto? A Majó se le ocurrió otra buena idea,
como “habílisimo negociador” que era a juicio de
Jordi Vidal. Propuso salir de Telesincro a los
cinco trabajadores empeñados en desarrollarlo y
les sugirió hacerlo en el propio despacho donde
dirigía su proyecto de automatismos de peaje.
Él mismo
financiaría aquella máquina, aunque todos serían
socios del proyecto. “Estuvieron trabajando,
trabajando y trabajando, y cuando al cabo de un
año la máquina estuvo lista y funcionaba
perfectamente, la gente que quedó en Telesincro
se dio cuenta de que había cometido un error”,
recuerda el exministro. Sacaron una buena
tajada: volvieron a vender
la máquina a la compañía barcelonesa y
el visionario Majó regresó como presidente.
“[Esto] demuestra mucho cómo nacen las empresas
y cómo nacen las ‘startups’”, apunta.
El Factor-S,
el primer ordenador de diseño 100 % nacional,
era muy avanzado.
En él se reunían “equilibradamente las más
avanzadas técnicas aplicadas a ordenadores”,
según su folleto informativo. Poco tenía que
ver con sus hermanos mayores. El Factor-S
disponía de programa almacenado, como cualquier
ordenador moderno, y de una pequeña memoria
central, de entre solo 2 kilobytes a 8 kilobytes,
debido a que era muy cara en aquella época.
La
complementaba con una memoria externa (un tambor
magnético de diseño propio) de 32 kilobytes. “
[Fue] un auténtico precursor del disco duro en
Europa, absolutamente ausente entre la
competencia, y que tardó 11 años en ser lo
normal en pequeños equipos”, señala Vidal.
Además, almacenaba mucha más información en los
recién aparecidos casetes.
Ramón Tortajada creó un
sistema operativo para el Factor-S más
de una década antes del nacimiento de MS-DOS, y
Vidal incluso ha desarrollado un
simulador para los que quieran descubrir sus
secretos.
Estéticamente,
también parecía ya un ordenador moderno:
imitaba la apariencia del novedoso IMB 360,
al
que viste en ‘Mad Men’. “Realmente, esto
causó una especie de depresión general a los
vendedores de la competencia, porque
sacamos un ‘mini’ IBM con un presupuesto diez
veces más barato que IBM”, explica Vidal.
En 1972,
Telesincro tenía un 16 % del mercado español y
ocupaba el tercer lugar en ventas de
ordenadores de oficina en España frente a sus
competidores. Además, vendieron algún modelo
en Portugal y en Francia. Eso sí, no
desarrollaron sucesores del Factor-S cada año
como habían hecho con el P: era una máquina
potente preparada par venderse durante años.
Obviamente, no
era barato. El factor-S básico de 16 kilobytes
(sin impresora) costaba
165.000 pesetas en 1975 (unos 10.000
euros actuales teniendo en cuenta la
inflación) y su precio se incrementaba hasta
los 220.000 para los modelos con más memoria
(unos 15.000 euros).
La compañía
barcelonesa llegó a tener
por aquellos años casi 500 trabajadores
y tiendas en Madrid, Bilbao, Sevilla o Valencia.
En 1974, facturó 435 millones de las antiguas
pesetas. Uno de sus grandes aciertos fue su
inversión en publicidad. “Ciertas formas de vida
han de ser programadas… para que otras puedan
ser libres y espontáneas”, explicaba un original
cartel de los 70.“ Soy el
FACTOR servicio”, decía otro
protagonizado por los propios de trabajadores de
Telesincro, en rigurosa bata blanca.
“Los técnicos
teníamos la sensación de que los comerciales
recibían un trato preferente financiariamente
hablando, porque gastaban en
publicidad y ferias y decíamos ‘y nosotros con
este osciloscopio birria’”, lamenta
Vidal. De hecho, este ingeniero considera que el
talón de Aquiles del Factor-S era que programaba
en lenguaje máquina. No podían hacer otra cosa.
Para mejorarlo desarrollando un lenguaje de
programación, deberían haber dispuesto de una
pantalla, pero el precio de desarrollarla era
“prohibitivo”.
Nuevas máquinas competían
con el Factor-S. El gigante
IBM lanzó por
entonces el System 3, destinado también a las
oficinas. La holandesa Philips, la compañía que
les había impulsado al principio, también
desarrolló sus propios ordenadores, así como
Nixdorf o Logabax. “Un día Joan Majó me lo
dijo:
estuvisteis trabajando en un entorno muy bestia
en el que la obsolescencia convertía lo que hoy
es novedad en 12 meses en anticuado”, explica el
líder de proyectos de Telesincro.
En 1976, tras
desarrollar el Factor-T,
Telesincro fue adquirida por Secoinsa,
la Sociedad Española de Comunicaciones e
Informática creada por el
Instituto Nacional de Industria, Telefónica y la
compañía japonesa Fujitsu. Poco a poco
fue perdiendo fuelle en Secoinsa, al imponerse
las máquinas de la empresa nipona. Al final,
acabó siendo adquirida por la francesa Bull,
centrándose en la producción de terminales de
punto de venta. Se reconvirtió en la también
desaparecida Ingenico.
Los
protagonistas de este artículo la abandonaron
mucho antes. Majó dejó de ser el consejero
delegado de la compañía con la entrada de
Secoinsa y se desligó poco a
poco de Telesincro. Tras ser elegido
alcalde de Mataró, su ciudad natal, por el PSC,
saltó a la política nacional y asumió el cargo
de ministro en 1985, con la remodelación de
Gobierno de Felipe González. Jordi Vidal,
decepcionado con el rumbo del negocio, también
la abandonó en los 80.
El éxito de
Telesincro quedó enterrado hasta que, ya en el
siglo XXI, el Museu de la Ciència i de la
Tècnica de Catalunya de Terrassa
inauguró la exposición
‘El enigma del ordenador’, donde
aún pueden contemplarse algunos Factor. La
apertura de la muestra sirvió como reunión
improvisada para muchos de los antiguos
trabajadores de Telesincro. “Muchos
colaboradores decían: fue mi
primer trabajo y el más fascinante que he tenido”,
recuerda Jordi Vidal.
fuente:
EL DIARIO |
TELESINCRO Factor "P" |
 |

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En 1966, cuando el negocio de
Telesincro iba viento en popa, construyeron
la Factor-P .
Constaba de una máquina de escribir de IBM y de
una unidad electrónica que realizaba las
operaciones necesarias para imprimir las
facturas.
Eso sí, los
programas por entonces se
cableaban. De esta forma, el proceso
para modificar y escribir nuevo 'software' era
arduo: había que enviar la placa a Telesincro y
allí, con ayuda de una lupa
y una buena iluminación, sacaban algunos hilos y
enhebraban otros. Su pequeña memoria
—una matriz de toros de ferrita
— era una
RAM de 128 bytes,
mientras los circuitos bloque de Philips, esa
versión cutre de los circuitos integrados ,
servían para que la circuitería fuera más
compacta.
“Fue el
primer ordenador que se fabricó en España”,
afirma con rotundidad Joan Majó. “Lo que sí se
puede decir es que es la primera máquina
electrónica sofisticada con programa fabricado
en España con tecnología fuertemente
influenciada por Philips”, matiza Jordi Vidal.
El cofundador de
Telesincro fichó a Vidal, al que define como “un
‘crack’”, poco después de comenzar a fabricar
aquel invento. Este ingeniero había trabajado
como becario en el laboratorio del reactor
nuclear de la Escuela Técnica Superior de
Ingenieros Industriales de Barcelona, una labor
que le ayudó a descubrir los osciloscopios
modernos. Gracias a aquel primer trabajo pudo
corregir los fallos del Factor-P. “La aportación
de los técnicos de Telesincro fue convertirla en
viable, efectiva y fiable. Entonces [la PRIMA]
era un prototipo de laboratorio
que había sido diseñado por sabios pero que
desconocían un poco el mundo real”,
señala este ingeniero.
“El nuevo computador de
concepción revolucionaria diseñado para la
solución de problemas de facturación,
contabilidad, estadísticas, nóminas, ‘stocks’,
etc.”,
. Hasta don Juan Carlos de Borbón
, que por entonces no era rey de
España, se “mostró particularmente interesado en
conocer el computador electrónico
FACTOR/CONTAFAC” en la feria "SIMO"
celebrada en 1968.
Las
empresas medianas comenzaron a comprar las
decenas de Factor-P que se fabricaron,
capaces de hacer sombra a los miniordenadores
italianos de Olivetti y más tarde a los alemanes
de Nixdor. IBM estaba especializada por entonces
en los ordenadores de mayores dimensiones para
grandes empresas —Renfe había comprado el modelo
650 en 1959, el primero en llegar a España —, por lo que no suponía una
competencia directa.
La acogida del Factor-P hizo
que Jordi Vidal se convirtiera, poco a poco, en
uno de los diseñadores líderes del equipo de
Telesincro, “el director de orquesta desde el
punto de vista tecnológico”, en palabras de
Majó. Eso sí, no quería limitarse a
desarrollar aquella facturadora. “La
idea inmediata fue, ¿por qué no duplicamos la
memoria? Porque 16 registros… Los clientes piden
más”, recuerda Majó.
Desde entonces, cada año
lanzaron un nuevo ordenador que duplicaba la
memoria del anterior: la especie Factor
evolucionó así al Q y al R, que operaban con
fichas de banda magnética. “Seguimos comprando a
Philips los componentes electrónicos, pero
ya diseñamos las máquinas
nosotros”, indica el exministro de
Industria y Energía. Eso sí, poco a poco fueron
adquiriendo cada vez más componentes nacionales.
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TELESINCRO factor "S" |
..
El Factor-S, el primer
ordenador de diseño 100 % nacional,
era muy avanzado.
En él se reunían “equilibradamente las más
avanzadas técnicas aplicadas a ordenadores”,
según su folleto informativo. Poco
tenía que ver con sus hermanos mayores. El
Factor-S disponía de programa almacenado, como
cualquier ordenador moderno, y de una pequeña
memoria central, de entre solo 2 kilobytes a 8
kilobytes, debido a que era muy cara en aquella
época.
La complementaba con una
memoria externa (un tambor magnético de diseño
propio) de 32 kilobytes. “
[Fue] un auténtico precursor del disco duro en
Europa, absolutamente ausente entre la
competencia, y que tardó 11 años en ser lo
normal en pequeños equipos”, señala Majó.
Además, almacenaba mucha más información en los
recién aparecidos casetes.
Ramón
Tortajada creó un sistema operativo para el
Factor-S más de una década antes del
nacimiento de MS-DOS, y Vidal incluso ha
desarrollado un simulador para los que
quieran descubrir sus secretos.
Estéticamente, también
parecía ya un ordenador moderno:
imitaba la apariencia del novedoso IMB 360,
al que viste en Mad Men’.
“Realmente, esto causó una
especie de depresión general a los vendedores de
la competencia, porque sacamos un
‘mini’ IBM con un presupuesto diez veces más
barato que IBM”, explica Vidal.
En 1972, Telesincro tenía un
16 % del mercado español y
ocupaba el tercer lugar en ventas de
ordenadores de oficina en España frente a sus
competidores. Además, vendieron algún
modelo en Portugal y en Francia. Eso sí, no
desarrollaron sucesores del Factor-S cada año
como habían hecho con el
P: era una máquina
potente preparada par venderse durante años.
Obviamente, no era barato. El
factor-S básico de 16 kilobytes (sin impresora)
costaba 165.000 pesetas en 1975 (unos
10.000 euros actuales teniendo en cuenta la
inflación) y su precio se incrementaba hasta los
220.000 para los modelos con más memoria (unos
15.000 euros).
La compañía barcelonesa
llegó a tener por aquellos
años casi 500 trabajadores y tiendas en
Madrid, Bilbao, Sevilla o Valencia. En 1974,
facturó 435 millones de las antiguas pesetas.
Uno de sus grandes aciertos fue su inversión en
publicidad. “Ciertas formas de vida han de ser
programadas… para que otras puedan ser libres y
espontáneas”, explicaba un original cartel de
los 70.“ Soy el FACTOR
servicio”, decía otro protagonizado por
los propios de trabajadores de Telesincro, en
rigurosa bata blanca.

“Los técnicos teníamos la
sensación de que los comerciales recibían un
trato preferente financiariamente hablando,
porque gastaban en
publicidad y ferias y decíamos ‘y nosotros con
este osciloscopio birria’”, lamenta
Vidal. De hecho, este ingeniero considera que el
talón de Aquiles del Factor-S era que programaba
en lenguaje máquina. No podían hacer otra cosa.
Para mejorarlo deberían haber dispuesto de una
pantalla, pero el precio de desarrollarla era
“prohibitivo”.
Nuevas
máquinas competían con el Factor-S. El
gigante
IBM lanzó por
entonces el System 3, destinado también a las
oficinas. La holandesa Philips, la compañía que
les había impulsado al principio, también
desarrolló sus propios ordenadores, así como
Nixdorf o Logabax. “Un día Joan Majó me lo
dijo:
estuvisteis trabajando en un entorno muy bestia
en el que la obsolescencia convertía lo que hoy
es novedad en 12 meses en anticuado”, explica el
líder de proyectos de Telesincro

Jordi Vidal y Joan Majó diseñando
el Factor-S, un ordenador muy avanzado para la época
(1970)

DISPLAY 'S'
Permetia seguir
l'execució pas a pas del programes, i també
veure el registres i les icroinstruccions
internes del procesador. Amb el botó HEXA, es
podien introduir modificacións, i amb el botó
INT, interrompre i manipular l'execució d'un
programa. Tot aixó es pot tornar a veure amb el
Simulador (veure àlbum corresponent)

MEMORIA
FACTOR "S" 
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TELESINCRO factor "T" |
En
1976, tras desarrollar el Factor-T,
Telesincro fue adquirida por
Secoinsa, la Sociedad Española de
Comunicaciones e Informática creada por el
Instituto Nacional de
Industria, Telefónica y la compañía japonesa
Fujitsu. Poco a poco fue perdiendo
fuelle en Secoinsa, al imponerse las máquinas de
la empresa nipona. Al final, acabó siendo
adquirida por la francesa Bull, centrándose en
la producción de terminales de punto de venta.
Se reconvirtió en la también desaparecida
Ingenico.
Los
protagonistas de este artículo la abandonaron
mucho antes. Majó dejó de ser el consejero
delegado de la compañía con la entrada de
Secoinsa y
se desligó poco a poco de
Telesincro. Tras ser elegido alcalde de
Mataró, su ciudad natal, por el PSC, saltó a la
política nacional y asumió el cargo de ministro
en 1985, con la remodelación de Gobierno de
Felipe González. Jordi Vidal, decepcionado con
el rumbo del negocio, también la abandonó en los
80.
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El factor
'T' va ser un derivat econòmic del 'S', amb Disc de
128K, sense cassettes
(Software carregat per fitxes de banda
magnética)
 
Disc IDS (Farmington,
Detroit) de 128 K comprat abans de que ens cedissin
la seva fabricació.
 
Conjunt mecànic del disc de 128 KBytes. 4
capçals volants TRANETICS de 8 pistes +1 de
reserva, a 800 bpi. Temp d'accés 20 ms. Motor a
1490 rpm, amb eix posat a masa amb escombreta de
grafit, recanvi de Citroën 2CV
 
Disc
de 128 K amb capçals flotants, montats sobre
pantógrafs retràctils. A dalt, a la dreta es
veu un capçal ceràmic descarregat, reflexat en
el disc. També es veu la roda dentada en el eix.
Cada dos dents generaben el senyal d'origen d'un
dels 128 sectors, i una dent llimada indicaba
l'origen de la volta.
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secoinsa
La solución: la empresa se integra a
SECOINSA
Ante de esta situación, la
empresa pidió ayuda a la administración. Aquel mismo año se
creó la
Sociedad Española de Comunicaciones
de Informática, S.A. (SECOINSA), con un capital
repartido entre las empresas Telefónica, Fujitsu, Piher y 8
bancos, a los cuales se añadía el Instituto Nacional de
Industria (INI) por parte de la administración.
La solución adoptada por hacer frente a la crisis de
Telesincro y evitar su desaparición consistió en la entrada
a Secoinsa de la empresa Telesincro. A cambio de una
participación minoritaria para los accionistas de Telesincro,
Secoinsa pasó a controlar el 67% del capital de Telesincro.
Con esta operación, Secoinsa obtuvo el control
mayoritario de la empresa y Joan Majó va dejó de ser el
Consejero-Delegado del empresan y sus funciones quedaron
reducidas a presidir el Consejo Administración. Su sucesor
pasó a ser Javier Aguirre, que era consejero-delegado de
Secoinsa.
Aun cuando Secoinsa tenía una participación del
Estado a través del INI, no era el accionista mayoritario y
su poder de decisión se veía superado por otras empresas
como la japonesa
FUJITSU, que adquirió un importante control de la
empresa Secoïnsa y por lo tanto, de Telesincro. Tras el
abandono por parte de Joan Majó, Fujitsu consiguió situar su
hombre clave, Josep Solís, a la dirección de la empresa.
En este contexto, las diferentes empresas que
constituyen Secoinsa van involucrarse en unos desacuerdos
que dibujaron un futuro pesimista para Telesincro. La CTNE
(Compañía Telefónica Nacional de España) quería el monopolio
absoluto de todo el que extendido relacionado con el mercado
de las telecomunicaciones y la transmisión de datos. En
aquellos momentos, Telefónica veía una oportunidad de
negocio importante en este nuevo mercado de las redes de
comunicación y las nuevas tecnologías. Por otra parte,
Fujitsu tenía interés en introducirse al mercado europeo va
recelar de la lealtad de Telefónica, dispuesta a todo por
conseguir beneficios. Como respuesta, se alió con IBM,
l’otro empresa importante que batallaba por el control del
mercado.
SECOINSA serie "10" |

Model 10/4
amb 4 disquets Shugart de 8". Introductor de Banda
magnètica fet de fundiciò d'alumini. Moble d'escuma
de poliuretà d'alta densitat. Disseny Xavier Ricard
(1976)Va rebre un premi Delta ADI FAD

Model 10/4 amb pantalla
T1800 projectada per Joan Navarro (1976) |

Introductor de fitxes de Banda magnética
fet de fundició d'alumini, mecanitzat, sorrejat i
niquelat.
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FUJITSU
adquiere el control
Con el hombre
fuerte de
Fujitsu al poder, se trasladan las instalaciones de
Secoinsa en Málaga. Esta nueva fábrica se dedicó a la
producción de una gama de microordenadores y terminales (un
33% de los cuales se exportaba al extranjero).
Tal y como explica lo historia, inicialmente
Secoinsa pretendía establecerse en Madrid, pero la
Administración va presionar a los directivos de la empresa a
trasladarse a una provincia de menor densidad industrial
como Andalucía. A pesar de todo, con la subida al poder de
Solís se acabó trasladando a Málaga donde poseía numerosos
negocios de intereses privados.
Con todos estos movimientos, Fujitsu consiguió el
control mayoritario de la empresa.
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